
Participar en una conferencia
UPAMI-UFLO
Profesora: Sandra Selles
Alumno: Abelardo Colombo
La chimenea, en el centro de la sala estaba revestida con mármol. Las piedras blanquecinas metamórfico que se cortaron en diferentes diseños geométricos se cementaron alrededor. La imponente arquitectura, con su conducto para la salida del humo que se producían por las combustiones de los leños, atravesaba el techo de teja de dos aguas. A la izquierda, cerca de las cortinas de algodón con mohair. Tejidos ignífugos. Un perchero, de fino cedro, colgaba un olvidado sombrero negro hecho en seda y algodón sintético. En el centro de la sala. La alfombra azul de persa se continuaba, en la araña de cristal que colgaba de la viga. Todo ese encuadre quedó opacado cuando el actor selló en la conversación que aceptaba ser el sustituto del Arlequín en la obra teatral en la noche de esta noche.
Los espejos del camarín reflejaban al actor en la trasmutación hacía el personaje del Arlequín. El traje con rombos de verdes, azules, rojos y amarillos se calzaba con cuidadoso esmero. Los espejos le devolvían la exactitud a la perfecta personificación. A medida que el maquillaje de pasta blanco borraba la cara. El bufón se corporizaba para la actuación. En esa intima soledad se anidó el pretérito. La Italia del Siglo XVI, de reyes y cortesanas, el personaje cómico de la comedia. Se movía en los palacios. Su propósito era hacer, a través, del humor, críticas, romper las leyes de las buenas costumbres. Buscaba que los presentes entraran en desequilibrio y confusión en los dominios de la monarquía. La histórico se quebrajó. En el camarín, entró el asistente y anunció: Tres minutos y a las tablas.
La función teatral calló con los estruendos de los aplausos. Las tres de la madrugada raspaba en el coche que estacionó. El director general, en la conversación, lo remarcó al actor que la sustitución del papel fue exitosa. El brillo en los ojos, los balbuceos emocionados confirmaban la pérdida, el olvido, a no creer en las virtudes de un comediante que hace reemplazo. La despedida cayó igual que el telón del teatro. El actor ingresó a su casona. Exhausto. Feliz. Se despersonalizó y colgó el traje de rombos en el perchero al lado de la chimenea. El Arlequín y el sombrero se encarnaron cuando el actor comenzó a dormir. -
--FIN----
Abelardo Colombo
González Catán, 18 noviembre de 2024.-
Participar en una conferencia
La profesora encuentra una botella en la playa.
En diciembre, siempre se tiene la esperanza de un momento mejor en nuestra vida.
Las pinceladas retienen un momento de la realidad según los ojos de quien lo mira y esa visión es lo que reproduce el artista.
El poema lo escribió la poetiza Graciela CORDOBA.